LA LEYENDA DE LA VIRGEN DEL MAR
Todo comienza en el año 1489, se acercaba la navidad de aquel año, cuando el día 23 Fernando el Católico llegaba a las inmediaciones de Almería. Donde recibiría de forma simbólica las llaves de la ciudad de las manos El Zagal. Por entonces una ciudad totalmente amuralla, y donde en la parte más alta se encontraba una alcazaba de dos recintos con unos grandes palacios.
Isabel la Católica llegó el 24 de diciembre, pasando la noche buena y navidad por todo lo alto, en el castillo de Tabernas.
El día 26 de diciembre, ondea por primera vez el estandarte real en lo más alto de la Alcazaba, entrando triunfales en la ciudad, a través de la puerta de Bayana. Y después de hacer un recorrido por la ciudad, se dirigen a la mezquita mayor, donde previamente el cardinal Cisneros ha producido a purificarla.
A partir de entonces Almería empieza a cristianizarse. y va a modificar su aspecto. Los cristianos empiezan por utilizar las mezquitas como iglesias.
Por otro lado, empiezan a utilizarse las antiguas torres vigías para patrullar la costa. Una de ellas situada un poco más allá de lo que hoy es la urbanización Retamar, recibe el nombre de ‘Torre García’. Los pescadores partían de toda esa playa para la pesca del atún.
Por este motivo también era habitual que hubiese en la zona frailes trinitarios. Algunos de ellos se embarcaban como capellán de barca para que les ayudara con sus rezos no se topase con los piratas berberiscos, ni con grandes tormentas.
Cuenta la tradición que, al alba del 21 de diciembre de 1502, Andrés de Jaén, uno de los guardas de la Torre García, (una de loas construidas para la vigilancia de la bahía de Almería), mientras hacía su turno de vigilancia de la costa, vio surgir de las aguas un torbellino de luces que ascendía del fondo del mar y cuyos destellos parecían dar cobijo a una extraña silueta igualmente resplandeciente. Era una talla gótica de la Virgen María, la cual llevaba en sus brazos la de su divino Hijo.
Aquella talla había perteneció algún navío, que por las acciones del levante, habría encallado en el arrecife de las Sirenas, donde hoy se encuentra el Faro de Cabo de Gata. Gracias a las corrientes de la zona, habría llegado a aquella playa, rodeada de unas algas marinas que al llegar a la orilla floren. Dando origen a la leyenda.
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